Merluzeando

Guardo algo de rencor hacia Papá Noel. Así que el otro día me dio por mandarle una carta y hacérselo saber. Además, me resultaba gracioso la idea de pensar en Papá Noel abriendo cartas de niños pidiéndole regalos y que, de pronto, se encontrará con la de un chico de treinta años en la que le muestra su disconformidad con un regalo de hace años.

Pensé que si hasta el Santo Pontífice tenía Twitter, seguramente Papá Noel tendría correo electrónico. Y si yo cuando era niño metía una carta en el buzón y llegaba de manera inmediata (y mágica) hasta el Polo Norte. Pues aquí de igual manera. Así que en el espacio para poner la dirección puse: papanoel@polonorte.com y en el asunto puse: TRAGABOLAS MERLUZO. Y procedí a rellenar el cuerpo del mensaje:

Estimado Papa Noel;

Todavía le guardo rencor. Puede que usted no se acuerde de mí pero yo no hay navidades que no me acuerde de usted. Yo era un merluzín de unos diez años que le escribió pidiendo un regalo para que volviera a jugar con mis hermanos. Antes jugaba mucho con ellos pero de pronto cumplieron dieciséis y diecisiete años (respectivamente), y  entonces empezaron a salir, ir a bares, fumar, chicas y esas cosas. Dejaron de jugar conmigo y yo me sentía solo.

Le pedí un regalo que me acercara a ellos, quería volver a jugar con mis hermanos. Yo pensaba en un billar, un futbolín o algo así para que no fueran a los bares y se quedaran conmigo. Y lo que usted tuvo a bien de regalarme fue El Tragabolas.

Una vez rompí el papel de regalo y me encontré con ese juguete no sabía cómo tomármelo. Pensaba que había sido un error. Mis hermanos jamás querrían sentarse a jugar conmigo a eso. La imagen de la soledad podía ser fácilmente la mía dando a la palanca y viendo como mi hipopótamo se comía todas las bolas mientras los otros tres se mantenían impertérritos como si nada tuvieran que ver con el juego.

Le maldije entonces y le maldigo ahora. Espero que tenga un poco más en cuenta los deseos de los niños y que no simplemente vaya soltando regalos a lo loco, sin orden ni concierto.

Atentamente, Merluzo.

-Enviar-

Pensé que en breve recibiría el típico mail de vuelta de “Postmaster: esa dirección no existe” . Pero no. Y miré en la carpeta de Correo Enviado y no aparecía. MMMmmm… Qué raro! Lo habré soñado. Mis años de diversión me estarán pasando factura y ya empiezo a chochear. No le di importancia y seguí con mi vida. Pero es que el otro día me llegó un mail de un tal Papá Noel con el asunto: RE: TRAGABOLAS MERLUZO que decía:

Querido Merluzo;

Gracias por escribirme. Hacía mucho tiempo que no lo hacías y siempre es bonito encontrarse con gente que cree en ti con treinte y un años. Porque tienes treinta y uno, no treinta como intentas hacerme creer. Ya es triste que sigas creyendo en mí a esta edad pero en fin,  ya que me pides explicaciones sobre aquel regalo, te las voy a dar. Ese regalo quería decir que tenías que jugar con gente de tu edad, tus compañeros de clase o tus vecinos, y dejar que tus hermanos hicieran su vida. Pero en vez de invitar a los chicos de tu edad a jugar con el tragabolas, lo que hiciste fue recrearte en tu miseria que es algo que te sigue gustando incluso ahora. Tú elegiste ser un triste y encerrarte en tus propias penas antes que salir y hacer amigos.

Por otro lado, quiero recordarte tu mala memoria o recordarte lo selectiva que es tu memoria porque al año siguiente, viendo que eras un niño más bien introspectivo y sin habilidades sociales, te regalé una MegaDrive que te encantó pero sobre ese regalo no me has escrito nunca para darme las gracias.

Además, después de la MegaDrive no volviste a pedirme nada y te pasaste a los Reyes Magos. Esos impostores cristianos. Así que espero no volver a recibir ninguna carta tuya. Lo que quieras se lo pides a ellos que seguro que lo hacen mejor que yo.

Atentamente, Papá Noel.

Joder, vaya genio tiene Papá Noel!!

¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!