Merluzeando

Llevaban varios días llamándome de una compañía telefónica para darme el coñazo con una oferta de ADSL, además solía ser a la hora de la siesta. Cuando lo cogía, lo que escuchaba al otro lado de la línea era algo así:

–  Hola, me llamo Evelyn y le llamo de Garraphone (por poner un nombre ficticio sin hacer referencia a ninguna empresa real…) para ofrecerle una oferta de ADSL…

– No quiero nada, gracias.

– Permítame una pregunta. ¿Usted tiene contratado internet?

– No tengo ordenador en casa.

– ¿Y no le interesaría una tarifa de móvil?

–  Lo siento, no quiero nada. Gracias.

–  ¿Está usted contento con su móvil? Porque ahora garraphone le ofrece…

Este diálogo de besugos se alargaba durante un océano de tiempo, y no había manera de poder deshacerme de la tal Evelyn de forma educada. Así que al final acababa perdiendo los nervios.

Pero yo no quería eso… No quería enfadarme y tener que colgar a las bravas.

Así que me pregunté: “¿qué puedo hacer yo para darle la vuelta a la tortilla y conseguir que la tal Evelyn (o el teleoperador de turno) me cuelgue a mí?”

Le pregunté a un amigo que ha trabajado de todo lo imaginable que por qué demonios los teleoperadores tienen respuesta para todo. Me dijo que cuando él curró de eso les daban una especie de guión, algo que llamaban “el speech”, en el que venían todas las respuestas del usuario y que ellos simplemente van siguiendo el guión. Si les dices tal, te responden Pascual. Que si esto, pues lo otro.

Así que pensé que para poder dejar al teleoperador con el culo torcido debía dar una respuesta extraña y que no viniera en su guión. Se me ocurrió una cosilla y esperé pacientemente a que me llamaran para ofrecerme ADSL o algo. Casualmente, pasaron varios días sin llamarme. Pero finalmente, otra vez sucedió:

–  Hola, me llamo Norberto y le llamo de Garraphone (por poner un nombre ficticio sin hacer referencia a ninguna empresa real…) para ofrecerle una oferta de ADSL…

–   No, lo siento mucho. Me encantaría contratar con ustedes el ADSL pero es que mi vidente me ha dicho que me aleje del color rojo. Santa Bárbara Bendita me dicta que todo lo que que provenga del color rojo, me va a traer mala suerte. Las Runas de los Arcanos Indescifrables me han advertido claramente que, si me acerco a cosas de rojo, sólo me van a pasar desgracias. Así que claro, póngase en mi lugar, no me puedo arriesgar de esta manera. Si su color corporativo fuera otro pues podríamos llegar a un acuerdo pero no siendo así…. “

Hubo un silencio al otro lado. Finalmente, el pobre Norberto (muy digno él) me dio las gracias por la atención prestada y colgó el teléfono.

¡Mini-punto y punto para los usuarios frente a los teleoperadores!

No han vuelto a llamarme, ¿me habrán metido en una base de datos de “Locos del Coño”?

Espero que sí.