Merluzeando

Hace ya mucho tiempo y en una galaxia muy muy lejana, compartí con vosotros la primera vez que vi una película porno. Hoy, quiero ir un poquito más allá. Os voy a contar la primera vez que vi Garganta Profunda. Sucedió así:

La casualidad quiso que un amiguete me dejara las llaves de su casa para que en su ausencia (se iba de vacaciones) le regara las plantas (de esas de la risa…). Yo aproveché para montar un botellón con mis amigos en su piso. (Sí, fui un poco ruinillas.) En el guateque sólo estábamos  unos ocho o diez tíos sentados bebiendo JB como bestias pardas indómitas. No había mujeres. Un campo de nabos borrachos, vamos.

Mirando entre sus pelis (Sí, fui más ruinillas aún) encontré Garganta Profunda, la mítica película porno de 1972. Abrí la caja del VHS y dentro había una nota en la que se podía leer: “Espero que te guste mi regalo, podemos verla juntos, si quieres. Te quiero. Xxxx”

Me parecía increíble que su novia le hubiese regalado una peli porno. ¡Vaya tía más enrollada!, pensaba. Se lo enseñé a mis amigos y de pronto, como por arte de magia, me vi rodeado de amigos bebiendo copas tan tranquilos mientras en la televisión a Linda Lovelace (la protagonista de la peli) la montaban más que a un caballo de carreras.

Vimos la película de principio a fin (este dato parece algo obvio, pero en realidad no lo es).  Me gustó mucho, no es una peli porno normal en la que una trama pobre sirve de excusa para que haya un recital de clásicos básicos (la escena lésbica, la comida, el trío…) sino que es muy divertida y está llena de gags ingeniosos.

“Vaya, aquí te entran por lo menos tres o cuatro…”

El argumento ya de por sí es desternillante.
//ATENCIÓN SPOILER//
Resulta que la pobre Linda no encuentra placer en el acto (follar) y por más que se trajina a uno y otro, nada. Ella anhela el orgasmo, quiere que su cuerpo se estremezca, oiga campanadas y vea fuegos artificiales.
Desesperada, acude al Doctor Young (mi personaje favorito) que la examina y descubre que tiene el clítoris alojado en el fondo de la garganta y por eso “no llega”.

No os voy a contar cómo termina la película aunque no hay que ser Grissom para averiguarlo. Una pista, al final hay fuegos artificiales y campanadas…

Al acabar la película, como estábamos todos ya muy “mamados”, mis amigos y yo empezamos a follar todos con todos como si aquello fuera una bacanal romana.  Había “chorromocos” surcando el aire como si fueran las fuentes del Bellagio de Las Vegas.Es brooooooma. No pasó nada. No hubo intercambio de fluidos. Nadie se tocó, ni pasó nada guarro. Simplemente, estuvimos comentando la película,  riéndonos con algunas escenas, repitiendo frases (“Pobrecita polla” “¡Oh sí la cofia! ¡Cómo me pone!”)  y haciendo el bobo como buenos amigos. ¡Fue genial!

Y hasta aquí puedo contar, amiguillos. Esa vez fue la primera y la única que vi porno en grupo. No tengo ningún deseo de repetirlo. Pero supongo que son cosas que se hacen de jovenzuelo. ¿Quién no ha visto una peli guarra con amigos? En mi caso, estoy contento de que  la película en cuestión sea de la en-verga-dura de Garganta Profunda.

He de confesar, que pasado un tiempo, volví a verla pero ya en privado. Por puro disfrute. Ya me entendéis… Me había dejado algo en el tintero…

Ahora tengo que ponerme serio por un momento, esta entrada está dedicada a Harry Reems, el actor que interpretaba al Doctor Young, y que falleció hace unos meses. Cuando me enteré de su óbito, pensé que desde merluzeando.com debíamos hacerle un pequeño homenaje. ¡Esta entrada va por ti, Harry!

Dedicado a la memoria de Harry Reems. (Agosto 1947 – Marzo 2013)