Merluzeando

Pensaba titular esta nueva entrada en Merluzeando “El miedo o la nada”, y me iba a inventar una especie de estudio para exponer el tema de hoy con porcentajes elevados que nadie contrastase pero que se dieran por válidos. Escribir algo así como:

“el 76% de los españoles creen que si Pedro Sánchez gobierna, habrá nuevas elecciones en menos de dos años y subirá la prima de riesgo”.

Hay una pequeña parte de mí, la que escribe comentarios en Facebook para fomentar los debates, que desea que haya un gobierno formado por el PSOE y Podemos aunque no haya votado a ninguno de los dos partidos. (¿Y por cuál has votado, Almar?). Lo quiero para ver hasta dónde llega esta especie de miedo y catarsis colectiva alimentada en redes sociales y en Whatsapp a través de previsiones, afirmaciones tendenciosas y publicaciones o vídeos manipulados o sacados de contexto para cumplir el objetivo de quien lo difunde. Me gustaría ver los límites de esa cuerda que parece infinita a la hora de estirarla con hechos que aún no han sucedido, como que tendremos que hacer cola en el súper, que tendremos un régimen bolivariano (“¿y este quién era?” se preguntan muchos), que quitarán a la gente la segunda vivienda para dársela a los okupas, que se prohibirá la Navidad… y demás mensajes que han viralizado estos últimos meses.

Decía un compañero profesor, psicólogo él, que el 90% de las cosas que nos dan miedo nunca llegan a suceder y por el otro 10%, el que sí sucederá, poco podemos hacer, así que tampoco debería preocuparnos mucho. Aclaro que en ese 10% no están incluidos las cadenas de mails que de vez en cuando alguien se anima a resucitar, ya sabéis, los típicos “manda esto a 10 personas o morirás. A una chica de Seattle le pasó” o miedo a que te vuelvan a escribir Andy y John para decirte que te van a cerrar Hotmail.

Entiendo que la inestabilidad política cree incertidumbre y desconcierto, es natural. Pero deberíamos ser ciudadanos más responsables y estar a la expectativa, vigilantes pero a la vez tranquilos y constructivos. El hecho de que pueda llegar a gobernar una opción no elegida en las urnas por cada uno, no puede ser motivo para que aceptemos la ignorancia como recurso válido. Participar y prorrogar previsiones maliciosas, insisto, antes de que sucedan, nos vuelve cómplices de la ignorancia y de esa inestabilidad antes mencionada. No digo que algunas no lleguen a pasar, pero esta anticipación, esta tendencia a asimilar mensajes en redes sociales sin estar contrastados sólo con la excusa de que reafirman una creencia, son muy peligrosos y sobre todo distraen a los ciudadanos de lo importante, del día a día y de vigilar a los políticos por lo que hacen realmente y no por lo que creemos que han hecho basándonos en información insisto sesgada y premonitoria.

No sé quién nos gobernará (además de Juncker, Draghi y Merkel), y si lo supiera se lo diría primero a Ferreras para que activase el Pactómetro y jugara un ratito con la maquinita, pero sí creo en el valor de cada persona como individuo y no como un ser paralizado esperando a que otros tomen decisiones por ellos (las menos malas, expresión que llevamos tantos años aceptando). Independientemente del próximo presidente, no habrá mejor elección que mirar hacia adelante y aportar cada uno lo mejor que tiene. Es así como se forman y avanzan los grandes países.

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